Cada dia, el camino de la vida nos presenta un recorrido diferente, si siempre sería en línea recta se volvería monótono y no expresaríamos emoción alguna porque todo se vería de una manera muy rutinaria. En cada amancer, en cada despertar, sabermos que ese camino, con algo nuevo nos sorprenderá pero no tenemos la certeza de lo que nos espera, porque lo iremos descubriendo con el correr del día y mientras sigamos transitando el camino señalado. Así, tenemos días de felicidad plena que nos enaltece el espíritu y días de tristeza que queremos que pasen rápido a formar parte del pasado y en lo posible dejarlo en el olvido para que no nos dañe su recuerdo. Y hay veces, que en el andar de éste sendero, la vida nos pone a prueba una y otra vez con situaciones difíciles que debemos enfrentar... de golpe nos encontramos caminando al borde de una cornisa, con el viento susurrandonos al oído y pareciera que con un suave soplido nos habla invitandonos a vivir la mágica sensación de un sueño .. y nos deslumbra con su encanto envolviendonos en su manto imaginario y nos seduce hasta dejarnos totalmente subyugados. Atrapados en su hechizo, nos entregamos a vivir la aventura que nos depara sin saber si lograremos mantener el equilibrio en cada paso a dar o la conciencia nos jugara una mala pasada y nos dejaremos abatir por la desilusión entregando nuestra alma a los brazos del abismo. Lograr mantener el equilibrio emocional frente a una situación límite nos hace sentir seguros como individuos y nos fortalece para enfrentarla. Debemos abrir las puertas del corazón para que fluyan las emociones sin perder el equilibrio con la razón. Sólo así, podremos cruzar la cornisa y seguiremos nuestro viaje en la vida.
